Importancia del discipulado: seguir a Cristo y acompañar en el dolor
- Guido Alan Haase Espindola
- 10 ago 2017
- 2 Min. de lectura

Identidad y originalidad del discipulado
Primera clase: El discípulo es quien sigue a su maestro
El capítulo 16 de Mateo es clave para la interpretación correcta de la identidad del discípulo.
Es evidente que quien sigue es el discípulo y no el Maestro; sin embargo Pedro, angustiado por el anuncio de muerte (y Resurrección) de Cristo, tenía sus pensamientos encerrados en el mundo y no alcanzaba a ver el plan completo de Dios.
El acompañante
Muchas veces el acompañado se presenta sufriente, la vida en este mundo nos muestra nuestros límites y sentimos la muerte la cercana de muchas maneras: en el despido del trabajo, en un robo, en cualquier situación de culpa por un pecado que ha cometido, etcétera.
Lo importante es hacerle notar que no está sólo porque Dios lo acompaña en los momentos más difíciles como hizo con Cristo en la cruz. Quien asumió la humanidad hasta el fondo cuando gritó por el abandono siendo que el Padre lo sostenía con el Amor que les une.
Recordemos que otra acepción del nombre de Dios (YHWH) de Éxodo 3,14 es "Yo estoy".
Nuestro papel como acompañantes es provocar al acompañado para que sienta la presencia de Cristo. Puede que no sea con estas palabras, existiendo la posibilidad que no sea creyente, sin embargo nuestro rostro debe despedir la luz (Éx 34,29ss) de Quien no es nombrado pero que se hace presente (Mt 18,19-20: donde dos o más estén reunidos...).
A su vez, es nuestro deber mostrarle que, si bien nosotros compartimos su sufrimiento, aquí no se acaba su vida. Está llamado a vivir el gozo de la presencia de Dios. Ciertamente es difícil hacerle comprender que su vida no se reduce a un instante doloroso, sin embargo el esfuerzo del acompañante dará sus frutos.
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